L’associazione Utopia Rossa lavora e lotta per l’unità dei movimenti rivoluzionari di tutto il mondo in una nuova internazionale: la Quinta. Al suo interno convivono felicemente – con un progetto internazionalista e princìpi di etica politica – persone di provenienza marxista e libertaria, anarcocomunista, situazionista, femminista, trotskista, guevarista, leninista, credente e atea, oltre a liberi pensatori. Non succedeva dai tempi della Prima internazionale.

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sabato 14 dicembre 2013

FÚTBOL PROFESIONAL: UNA CRÍTICA NECESARIA, por Marcelo Colussi

Se viene el Mundial de Brasil

¡Fútbol, pasión de multitudes! De eso no caben dudas. El fútbol es, hoy por hoy, el deporte más difundido a nivel mundial. Que sea o no el más bonito de todos, no es el propósito de estas breves líneas discutirlo. Para sus fanáticos, obviamente lo será. Sin dudas tiene algo de atractivo, porque sus seguidores se cuentan por millones, y van en aumento. Años atrás era cosa sólo "de hombres"; hoy son innumerables las mujeres que también lo siguen con pasión, o incluso lo practican. Lo importante a rescatar ahora es que -y en esto podemos estar totalmente de acuerdo- resulta por lejos el más popular. 
Para jugarlo no se necesitan aparatos especiales, costosos o sofisticados. Cualquiera, hasta con un símil de pelota, (una pelota de papel, de trapo, una piedrita, una lata vacía) lo puede practicar. Cualquier espacio se presta para hacer las veces de campo de juego: el patio de la escuela, un terreno desmalezado en el medio de la selva, el lobby de un hotel, etc. Dado que es tan versátil y ofrece tantas posibilidades, todos -y todas- desde niñitos hasta viejos, gorditos, fumadores y espantos (incluidos los que pateamos con las dos piernas... al mismo tiempo) podemos jugarlo. 

Seguramente todos hemos escuchado alguna vez, dicho por nuestros mayores, que "fútbol era el de antes". Y siempre es posible evocar algún maestro pasado como criterio y garantía de tal afirmación: Di Stefano, Pelé, Maradona. Seguramente en unos años se podrá rememorar como ícono de la "época de oro" a Zidane, Ronaldo, Messi o algún futuro fenómeno que, en estos precisos momentos, está recién aprendiendo a dar sus primeros pasos. 
La forma de jugar el fútbol cambia, así como cambia todo, como cambian los estilos, las modas, las tendencias. No pretendemos aquí hacer una valoración de esto. Para quien conoció, muchas décadas atrás, partidos donde se veían como cosa normal 10 goles, ver un planteo defensivo actual, un resultado 0 a 0, un partido definido a penales, puede resultar deprimente. Pero pese a que "el fútbol de antes era mejor" (como más de alguno dirá), la cantidad de población mundial que llega a él es cada vez mayor, y no sólo en términos absolutos, obviamente, dado el crecimiento de la masa humana mundial: las transmisiones televisivas de encuentros de fútbol tienen las audiencias planetarias más inconmensurables. Países donde años atrás no se conocía este deporte, ahora organizan campeonatos internacionales. Nadie deja de conocer alguno de los nombres de los jugadores de moda, aunque no se conozca el del presidente del país vecino, o el actual Premio Nobel de la Paz, por dar algún ejemplo. 
El fútbol es en la actualidad, por lejos, el espectáculo más consumido. El aumento siempre constante de fútbol por dondequiera (programas especializados, ropa afín, escuelas de fútbol para niños, sistemas de pronósticos de resultados multimillonarios, contratos por cantidades impensables, etc., etc.), su presencia omnímoda en los medios de comunicación, en la cultura dominante, en la cotidianeidad mundial, justamente por su magnitud -¿"desmedida" podríamos decir?- abre algunos interrogantes. Debatir sobre eso es lo que pretendemos hacer con las presentes líneas. 
Su promoción no está acompañada de una genuina política de desarrollo deportivo -"fútbol para todos, salud para todos" o algo por el estilo-. En todo caso, el sacrosanto mercado regulará sus movimientos, sus acomodaciones. Algún crack podrá fichar por sumas astronómicas (de ahí que numerosos padres ven en las escuelas de fútbol un pasaporte para una posible "salvación" económica, según los talentos des sus vástagos), pero la gran mayoría está condenada a ser el gordito o el fumador que envidia a estos pocos afortunados dotados y los mira por televisión, para hablar de ellos al día siguiente. 
El fútbol, como todos los deportes -quizá más que todos- dejó hace mucho tiempo de ser un pasatiempo, un entretenimiento dominguero. Pretender desandar ese camino en un mundo hoy globalizado donde todo, absolutamente todo, se mide en términos de beneficio económico, es quimérico, ingenuo, estúpido. Pero al menos se puede intentar no perder de vista el fenómeno en su magnitud global: el fútbol (este circo romano moderno), además de negocio fabuloso, ha pasado a ser una cortina de humo, un mecanismo de control social, de una dimensión increíble. 
Los campeonatos mundiales ponen en evidencia de un modo particularmente grotesco lo que ha pasado a ser el fútbol profesional en nuestra aldea global: un fabuloso mecanismo de control social. Sería ingenuo pensar que el Campeonato Mundial, esa parafernalia mediática que cada cuatro años crea un escenario ilusorio de 30 días de duración (hay propuestas de hacerlo de cada dos años), sirve a los poderes fácticos para hacer o dejar de hacer lo que son sus planes geoestratégicos de dominación a largo plazo. No necesitan de él para invadir países, para aumentar el precio de los combustibles o para desviar la atención sobre la catástrofe medioambiental en curso debida al mismo modelo insostenible de desarrollo, sólo por dar sólo algunos ejemplos. Si hay "lavado de cerebro" de parte de las clases dominantes -¡y definitivamente la hay!- ello no se realiza porque durante un mes se inunden las pantallas de televisión con partidos de fútbol y media humanidad ande hablando sólo de los astros de moda, de cuánto ganan en cada fichaje o del nuevo modelo de ropa deportiva. El proyecto es más insidioso, más maquiavélico: se trata de controlar en el día a día, abrumando con partidos y más partidos, y más campeonatos y más ligas… ¿Cuántas horas diarias de fútbol consume por televisión un habitante promedio? ¿Mejora eso de algún modo su relación con el deporte? ¿Por qué ese crecimiento exponencial del fútbol profesional -amateur ya no existe, es casi una pieza de museo- en todo el mundo? 
No hay dudas que, al igual que todo gran evento de proporciones enormes, puede funcionar puntualmente como distractor de masas, tal como también lo puede ser la boda real o la muerte de alguna estrella de la música pop, por ejemplo. No otra cosa fue el que organizara la dictadura militar argentina en 1978, con el que se intentó lavar la cara en su sangrienta guerra sucia, o el de la Italia fascista de 1934, en el que se buscaba a toda costa disciplinar y mantener ocupada a una clase obrera demasiado "rebelde". De todos modos quedarse con la estrecha idea que estos campeonatos son las cortinas de humo de gobiernos dictatoriales es ver sólo un lado del asunto, y quizá sesgadamente. En todo caso, los Mundiales evidencian de un modo especial el papel que en la moderna cotidianeidad ha pasado a desempeñar el fútbol profesional. En forma creciente, desde mediados del siglo pasado, y sin detenerse, aumentando cada vez más, el negocio del fútbol sirve como "opio de los pueblos". Ello no es decisión de quienes estamos condenados a consumirlo en forma pasiva sentados ante un televisor sino de grandes poderes que fijan el curso de lo que sucede en nuestro atribulado mundo. 
El fútbol -o más bien, su manipulación vía medios masivos de comunicación- da la ilusión de igualar clases sociales (ricos y pobres, explotadores y explotados se abrazan tras la camiseta de su selección nacional o su equipo preferido), distrae, aleja preocupaciones... o al menos lo pretende. Que es gran negocio, es innegable (lo que mueve globalmente cada año representa la decimoséptima economía mundial). Lo que sí puede deducirse es que poderes globales de largo aliento que están más allá de las administraciones gubernamentales de turno, también lo aprovechan como droga social, como anestesia. El Mundial no es sino una dosis un poco más fuerte del "pan y circo" cotidiano al que nos someten, con dos, tres o más partidos diarios durante los 365 días del año, y con una cantidad de torneos que ya cuesta memorizar. ¿Cuántos partidos y cuántas copas se están disputando en este momento, cuando estamos leyendo estas páginas? ¿Cuántos millones de personas están ahora prendidos a un televisor (o radio, o pantalla de computadora quizá) siguiendo una transmisión de fútbol, anestesiados, embobados si queremos decirlo así? 
Si algo podemos criticar con fuerza no es el fútbol como deporte (¡que vivan todos los deportes, por supuesto!, y ojalá todos practiquemos alguno -e invitamos que sea fútbol, porque creemos que es muy bonito-) sino todo el circuito político-económico que ha ido formando su profesionalización creciente así como su utilización en tanto mecanismo de control de masas, ahora ya a nivel planetario. Los Mundiales son sólo una pildorita de esa medicina. 
Hoy día pareciera imposible pensar en desprofesionalizar el gran circo del fútbol, pues eso implicaría chocar con poderes monumentales. Por ello, sin dudas; pero vale la pena abrir la crítica sobre todo esto. ¿O preferimos quedarnos sentados ante la pantalla y mañana comentar el partido del caso con los amigos, repitiendo el circuito sin sentido crítico y dejando que se amasen fortunas a nuestras espaldas?

Nella diffusione e/o ripubblicazione di questo articolo si prega di citare la fonte: www.utopiarossa.blogspot.com

RED UTOPIA ROJA – Principles / Principios / Princìpi / Principes / Princípios

a) The end does not justify the means, but the means which we use must reflect the essence of the end.

b) Support for the struggle of all peoples against imperialism and/or for their self determination, independently of their political leaderships.

c) For the autonomy and total independence from the political projects of capitalism.

d) The unity of the workers of the world - intellectual and physical workers, without ideological discrimination of any kind (apart from the basics of anti-capitalism, anti-imperialism and of socialism).

e) Fight against political bureaucracies, for direct and councils democracy.

f) Save all life on the Planet, save humanity.

g) For a Red Utopist, cultural work and artistic creation in particular, represent the noblest revolutionary attempt to fight against fear and death. Each creation is an act of love for life, and at the same time a proposal for humanization.

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a) El fin no justifica los medios, y en los medios que empleamos debe estar reflejada la esencia del fin.

b) Apoyo a las luchas de todos los pueblos contra el imperialismo y/o por su autodeterminación, independientemente de sus direcciones políticas.

c) Por la autonomía y la independencia total respecto a los proyectos políticos del capitalismo.

d) Unidad del mundo del trabajo intelectual y físico, sin discriminaciones ideológicas de ningún tipo, fuera de la identidad “anticapitalista, antiimperialista y por el socialismo”.

e) Lucha contra las burocracias políticas, por la democracia directa y consejista.

f) Salvar la vida sobre la Tierra, salvar a la humanidad.

g) Para un Utopista Rojo el trabajo cultural y la creación artística en particular son el más noble intento revolucionario de lucha contra los miedos y la muerte. Toda creación es un acto de amor a la vida, por lo mismo es una propuesta de humanización.

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a) Il fine non giustifica i mezzi, ma nei mezzi che impieghiamo dev’essere riflessa l’essenza del fine.

b) Sostegno alle lotte di tutti i popoli contro l’imperialismo e/o per la loro autodeterminazione, indipendentemente dalle loro direzioni politiche.

c) Per l’autonomia e l’indipendenza totale dai progetti politici del capitalismo.

d) Unità del mondo del lavoro mentale e materiale, senza discriminazioni ideologiche di alcun tipo (a parte le «basi anticapitaliste, antimperialiste e per il socialismo».

e) Lotta contro le burocrazie politiche, per la democrazia diretta e consigliare.

f) Salvare la vita sulla Terra, salvare l’umanità.

g) Per un Utopista Rosso il lavoro culturale e la creazione artistica in particolare rappresentano il più nobile tentativo rivoluzionario per lottare contro le paure e la morte. Ogni creazione è un atto d’amore per la vita, e allo stesso tempo una proposta di umanizzazione.

* * *

a) La fin ne justifie pas les moyens, et dans les moyens que nous utilisons doit apparaître l'essence de la fin projetée.

b) Appui aux luttes de tous les peuples menées contre l'impérialisme et/ou pour leur autodétermination, indépendamment de leurs directions politiques.

c) Pour l'autonomie et la totale indépendance par rapport aux projets politiques du capitalisme.

d) Unité du monde du travail intellectuel et manuel, sans discriminations idéologiques d'aucun type, en dehors de l'identité "anticapitaliste, anti-impérialiste et pour le socialisme".

e) Lutte contre les bureaucraties politiques, et pour la démocratie directe et conseilliste.

f) Sauver la vie sur Terre, sauver l'Humanité.

g) Pour un Utopiste Rouge, le travail culturel, et plus particulièrement la création artistique, représentent la plus noble tentative révolutionnaire pour lutter contre la peur et contre la mort. Toute création est un acte d'amour pour la vie, et en même temps une proposition d'humanisation.

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a) O fim não justifica os médios, e os médios utilizados devem reflectir a essência do fim.

b) Apoio às lutas de todos os povos contra o imperialismo e/ou pela auto-determinação, independentemente das direcções políticas deles.

c) Pela autonomia e a independência respeito total para com os projectos políticos do capitalismo.

d) Unidade do mundo do trabalho intelectual e físico, sem discriminações ideológicas de nenhum tipo, fora da identidade “anti-capitalista, anti-imperialista e pelo socialismo”.

e) Luta contra as burocracias políticas, pela democracia directa e dos conselhos.

f) Salvar a vida na Terra, salvar a humanidade.

g) Para um Utopista Vermelho o trabalho cultural e a criação artística em particular representam os mais nobres tentativos revolucionários por lutar contra os medos e a morte. Cada criação é um ato de amor para com a vida e, no mesmo tempo, uma proposta de humanização.